Acto 2: una extraña bienvenida
El sonido ceso… las voces cesaron… solo se sintió que el tiempo se extinguió…
Un dolor indescriptible sentía trent en ese momento, no podía moverse, solo pensando que había ocurrido lo limitaba más a poder levantarse, de pronto un pensamiento inesperado, sucumbió su mente hasta el desespero más ligero de su cuerpo.
-¡Esther!…
Solo con haber pensado en su nombre, tubo la fuerza suficiente para poder abrir los ojos. Al estar acostado solo pudo observar cautelosamente su entorno, solo aclarando su vista con un techo de madera en descomposición, con hoyos que daban a un fondo de cielo gris rojizo en su matiz. Solo en un instante sintió el pulso en sus brazos siguiendo en su pecho y abdomen, y después de unos minutos en sus piernas y pies. Al sentir que podía levantarse hizo un gran esfuerzo que solo logro elevarse hasta sus caderas, quedando perplejo en la vestimenta que traía puesta. Viendo sus manos cubiertas por guantes de cuero y manchas de sangre, luego su abdomen tapado con una chaqueta de mangas largas de cuero forzado a medida, y con púas en sus botones, una correa negra con metales en sangre seca y pantalones de cuero a medida con zapatos oscuros.
Asustado, de que fuese un juego de mal gusto, se levanto con la fuerza suficiente para poder ver en donde se encontraba. Pero solo observo una habitación oscura, con manchas de sangre en los costados, si ninguna puerta en sus muros. Totalmente confundido, entra en pánico y desesperación al saber que no hay lugar a donde ir, pero de pronto escucha una voz que hace que se le congelen sus huesos.
-chico…
Asustado y viendo a sus lados, percatándose que no hay nadie, el pánico lo inunda. Hasta que de pronto la misma voz se presenta diciendo unas leves palabras:
-no te asustes… escucha-
Nervioso, sin saber de donde provenía la voz decide responderle con preguntas:
-¡¿que sucede?!... ¡¿en donde estoy?!... ¡¿quien eres?!... ¿por…
-una pregunta a la vez…solo tres nada más- le dice la voz
-¿Quién eres?...resoplo trent
De pronto de la esquina más invisible por su densa oscuridad, una figura fantasmal cubierta por una túnica negra tan oscura como la misma noche en sí, se revelo lentamente.
Trent espantado empezó a gritar… hasta que el fantasma hablo.
-¡silencio!- grito el espectro.
Trent obedeció con lágrimas provocadas por sus mismos nervios.
-preguntaste quien era yo…y con la misma te diré mi nombre… yo soy… Caronte, el ángel de los muertos- le confeso Caronte
-¿pero como… acaso estoy muerto?-le pregunta trent
-no lo se…solo se que estas aquí…y aquí es donde permanecerás por un tiempo-le responde
-¿pero…pero en donde estoy?- le pregunta Trent, escandalizado.
-estas en un lugar… un lugar que no tiene tiempo…un lugar que esta entre las barreras entre los fuegos del infierno y la luz del cielo... ¡un lugar!… en donde los impuros pueden ser santificados y llevados al margen de las llaves del paraíso…o a las garras del edén infernal…
- ¿el purgatorio?-le dice trent
-si…hijo mío- le responde Caronte con dolor en su voz
-¡pero no puede ser… ¡yo no he muerto!, ¡no puedo morir!… tengo que demostrarle a!… ¡o dios mío…Esther!... ¿sabes en donde esta?- le exclamo tren con preocupación en sus ojos
-¿Quién?- le pregunta Caronte desconcertado
-mi novia… ¿acaso murió?... ¿está aquí?- le dice trent con lagrimas y dolor
-la chica…. Umm… así que ese era el embrollo de los soldados… (Entre dientes) dice Caronte
-¿Qué cosa?- le dice trent nervioso
-ummm…si la he visto, los soldados del caído, decían que se la iban a llevar a la iglesia, pero no pude descubrir a cual exactamente, si no te has dado cuenta, el purgatorio no tiene dimensiones exactas…- Le responde Caronte
-¿pero…no tienes ni idea, por favor dime lo que puedas, al cual podría…?-le pregunta trent
-¡basta!...tres preguntas divididas…tres preguntas respondidas… ¡no más!-
-pero… ¡por favor!…ayúdame, ayúdame… ayúdame- en sollozos lentos le suplico, Trent.
Unas lagrimas corrieron por el rostro de trent, haciendo que el mismo se desplomase de rodillas con las manos al suelo implorando que Caronte le ayudase ha encontrar a su amada. Gritando las palabras y en imparables sollozos. Caronte se quedo observando como sufría trent al saber sobre las horribles noticias que había recibido, su muerte, al saber que había asesinado a Esther sin intención, y que ahora estaba perdido sin saber que hacer… de pronto Caronte le poso la mano en cabeza, y le dijo solo unas frases.
-hijo, en realidad quieres aun salvar a esa chica, sabiendo que lo haz perdido todo, tu vida, tus sueños, y además arrebatando a los de ella también… ¿por que harías eso?-
Y con una oración segura, y una mirada al rostro cubierto en la oscuridad de la túnica, le responde.
-porque la amo...con todas mis fuerzas- le respondió Trent, con lágrimas en sus mejillas
Caronte se silencio unos segundos ante tal respuesta. Y le responde.
-Y tu crees que en solo amar ha esa persona, te dará las fuerzas suficientes para cruzar los espantosos lugares del purgatorio, ¡¿solo por que dices que la amas?!-
-no…no es por eso…sino porque…¡ella me necesita!, ¡me necesitaba cuanto estaba viva!, ¡y yo por segado por mi amor jamás me di cuenta que ella necesitaba mi ayuda!, siempre estaba con ella, pero jamás la deje expresarse, solo amándola, creí que era suficiente, pero no… al los últimos momentos me confeso los problemas que tenia de la manera en que menos me lo esperaba… me dijo ¡que ya estaba muerta en vida!… ¡que no podía mas!… que ya no tenia esperanzas…haciéndome sentir ¡como un inútil!, por que jamás le había dado la mano cuando realmente la necesitaba…entonces desde ese momento, le prometí que la iba a proteger, que jamás le iba dejar que nado le pasase, ¡que siempre iba ayudarla a superar sus problemas!, pero ahora se que esas palabras jamás se van a cumplir…pero, sin embargo… ¡aun mantengo esa promesa!
-entonces ve por ella-
De repente Caronte, señalando a la pared que estaba a sus lados, mostro una puerta totalmente podrida y en descomposición, advirtiendo con lo siguiente.
-si realmente la amas, cruza esa puerta y emprende tu viaje por los senderos de la muerte y purificación, pero eso si, para primero salir a los senderos, tendrás que atravesar esta casa. ¡Te advierto!, este lugar no es como cualquier hogar, aquí veras cosas que jamás podrás entender o tal vez te dejarán en tu memoria por toda tu vida. Así que ve con cuidado por que podrías que cruses y jamás puedas volver, o peor…salir-
-entonces… ¿me ayudaras?- le pregunta Trent con un gesto de alegría.
-tal vez, pero solo por momentos- le dice Caronte
-¿entonces que hago?-
-ve y sal de esta casa, por que te diré una cosa, aquí los dolores y sufrimientos solo son psicológicos, y son tantos, que podrías perder tu mente en incluso tus esperanzas en poder salvarte a ti y a tu novia Esther-
-y que ¿pasara después?, ¿si logro salir?-
-empezaras a sufrir tanto tu mente como tu cuerpo, porque haya afuera tendrás que enfrentar cuerpo a cuerpo ha aquellas almas perdidas, que lo único que desean es que acabes igual que ellas-
- ¿que clases de almas?- le pregunta Trent, asustado.
-si sales lo descubrirás-
-gracias Caronte- le dice Trent
-de nada hijo, pero ahora yo me despido…te esperare ansiosamente en las afueras-
Trent un poco asustado de todas las advertencias de Caronte, se sienta un rato en el suelo, y solo pensando en que debía hacer, se levanto y con pasos lentos se dirigió a la puerta. Pero al tocar la manilla la voz de Caronte le dice:
-antes de que vayas una ultima advertencia, entra y nunca olvides tu nombre, eso te ayudara mucho, y… ¡ah!, y trata de no encontrarte con el ama de casa, ella podría ser un poco ruda contigo-
Y con una risa, Caronte desapareció por la misma esquina en que se apareció.
Estático y tenso, se queda con la mano en la manilla, pero al pasar los segundos, dice.
-No, importa… me enfrentare hasta con el mismo diablo si fuera necesario, solo por ella-
Y girando la manilla, abrió la puerta lentamente divisando una larga escalera sumidas en musgos y telarañas, y sin previo aviso, trent, nervioso, empezó a bajarlas lentamente…